jueves, 11 de febrero de 2016

El viernes

Mañana es viernes, acaba otra semana. Mañana es viernes  y, aunque hoy duerma poco, tengo el fin de semana por delante para intentar echarme la siesta.

Mañana es viernes y puedo dejar a Chicote en el cole porque no tengo clase a primera hora. Mañana es viernes  y si Peque se pone malito (por favor, que no se ponga) al menos sé que estará conmigo.

Mañana es viernes y podemos acostarnos más tarde pero los niños están tan agotados que es el día que se duermen antes. Mañana es viernes y acabo la semana con mi peor grupo pero luego me voy a pasar dos días enteros con mis niños.

Mañana es viernes y a la vuelta habrá atasco. Quizás llueva. Seguro que me cuesta aparcar. Pero tengo dos días de desconexión antes de que comience otra fatídica semana de madrugones, pocas horas de sueño y carreras matinales.

Mañana es viernes y a mí se me había olvidado lo que es sentir que llega el fin de semana. Mañana es viernes y da rabia pensar que hay que pasar por cinco días de obligaciones para disfrutar de cuarenta y ocho raquíticas horas de asueto y descanso, ¿qué mente esclavista nos organizó así?

Mañana es viernes y el lunes me prometeré otra vez que tengo que aprovechar la semana y disfrutar todas las tardes, y no mirar el reloj, obsesionarse con el calendario, contar los días para las vacaciones.

Mañana es viernes y mi hijo mayor ya sabe que llegan dos días sin cole ni trabajo. Y se le hacen muy cortos.

Mi madre siempre decía que el jueves era su día favorito porque podía decir que mañana es viernes. Pues eso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario