viernes, 16 de octubre de 2015

Los dientes



Cuando, a los diez meses cumplidos, le asomó el primer diente a mi Chicote, yo era una madre desesperada. Estaba segura de que mi hijo sería el primer bebé con dentadura postiza. Cómo era posible que tardará tanto en dentar??? Con quince meses le salieron los de arriba, casi a la vez los cuatro.

A pesar de sus encías peladas, el muchacho comía pan y galletas como un campeón. Y a partir del añito cenaba tortilla, albóndigas o pescadito. Y nada de lloros, dėcimas o malestar. No notamos su dentición. O puede que nos pasara desapercibida entre una de sus numerosas (que es un eufemismo para no decir diarias) malas noches.

Con Peque yo pensaba que nada me iba a asustar. Cuando me preguntaban si tenía dientes yo abría la boca escandalizada. Pero si es muy pequeño! Contestaba. Y la gente mi miraba un poco raro porque con siete meses tan pequeño no es para tener dientes.

A nueve meses le asomaron los de abajo. Y ahí sí que hubo anuncios y  hasta fuegos artificiales. Décimas de fiebre, malas noches, llantos... Una dentición de manual, de esas que hay que aplacar con  dalsy.

El pobre tiene encías inflamadas, se mete todo en la boca (menos comida, sigue siendo un niño de principios) babea como un bulldog, tiene el culito irritado y le ha dado por morderme mientras mama. Que no es nada divertido, por cierto.

Así que aquí estoy, descubriendo un nuevo mundo en esta segunda maternidad. A ver si asoman ya loa de arriba y nos dan un respiro. O un mordisquito.

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