viernes, 23 de octubre de 2015

Las medidas


Esta mañana, mientras mandaba besitos a Chicote que se metía en clase agarrando de su Amigo-del-alma, he oído a unos padres comentar la última promesa de algún candidato electoral en plena precampaña. Ante los lloros de su pequeño, el padre aseguraba que quieren (no aclaraba quiénes) que los niños de tres años no pasen tantas horas en el colegio. Y añadía que es una barbaridad que niños tan pequeños pasen fuera de casa siete u ocho horas diarias.

Pues sí, toda la razón. ¿Y el problema? Una madre se adelantó a plantearlo. Lo que me faltaba, dijo, si yo casi no llego a buscarlo ahora, que lo dejo en acogida, como salga antes no sé qué voy a hacer. Pues eso. La conciliación. Si trabajamos unas ocho horas diarias de media en esta país, con una hora para la comida y otra hora y media entre ir y venir al trabajo (en el mejor de los casos en las ciudades) hacen un total de diez horas largas fuera de casa. Que es el tiempo que muchos peque pasan en guardes, coles y extraescolares.

A veces lo acortamos cuando uno de los padres entra un poco más tarde, o sale antes. O reduciendo la jornada. Soy yo, con un horario bastante bueno, y tendré que dejar una horita antes a Chicote cuando me incorpore. Como si no fuera ya bastante!

Si ya empezamos a hablar de reuniones con profesores, días en los que se ponen malos, períodos de adaptación, vacaciones escolares, jornadas no lectivas... O nos buscamos unos abuelos jubilados, ociosos, en buena forma y que vivan cerca o tenemos un problema. Y no hay Houston que nos ayude.

Como tenemos elecciones generales a la vista, en la que, a juzgar por las encuestas, no hay nada  claro, puede que sea un buen momento para que nuestros políticos se planteen unas cuantas medidas de apoyo a las familias. Y no me refiero a esas marchas con los señores obispos a la cabeza manifestándose contra el aborto o el matrimonio gay. Más bien me refiero a lo contrario.

Por ejemplo.
 - Dos días al año de visitas al tutor de nuestros hijos mientras dure el período escolar. Por ley, es obligatorio que los padres vayamos a mantener una charla dos veces durante cada curso. Dos ratitos que dejamos el trabajo, no creo yo que pase nada.
- Unos días por enfermedad de hijo menor de doce años. No hospitalización, sino prever, no sé, cinco días al año que podemos ausentarnos de nuestro puesto de trabajo porque nuestro pequeño está enfermo y tiene que quedarse en casa. Cinco para la madre y cinco para el padre. ¿Iba a ser un coste muy alto para el Estado y las empresas?
- La semana de adaptación de nuestros hijos al cole es de vacaciones. Una semana en la vida por hijo. Tampoco es para tanto. Y no vale que se quiten esas vacaciones de las anuales, estas van aparte.
- Reducción de jornada o posibilidad de teletrabajo durante las vacaciones escolares.
-  La misma posibilidad para padres de niños en edad escolar. Un par de horas menos diarias y comer en casa, o en el autobús de camino, o no comer. Así es la vida de los padres. Y que elijan los padres, no las empresas.

No me refiero a medidas populistas o carísimas. No soy experta en economía pero estoy segura de que son medidas viables. Y deben ser universales, para todos. Y, sobre todo, que no fomenten la no contratación de mujeres en "edad fértil".

En este país estamos a años luz de conseguirlo, y lo que necesitamos es un cambio de base, de forma de pensar. Criar niños, educarlos, es un servicio a la sociedad. Casi un trabajo, sólo que bastante más motivador que la mayoría. Y más absorbente. Y sin horarios. Cuando lo entendamos quizás estemos preparados. Y no tengamos que mirar a los nórdicos con tanta envidia.





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