lunes, 29 de junio de 2015

La graduación

El viernes Chicote se graduó en la guarde. Hoy a cualquier cosa lo llaman graduación, pero en el fondo me hizo mucha ilusión ver a mi hijo participando en la fiesta, recitando poesías y ejecutando bailes.

Empezamos la guarde con once meses. No fue mi primera opción, yo quería la pública que estaba al lado de mi casa, con instalaciones estupendas y una directora cuyos hijos fueron compañeros míos de clase. Pero no hubo suerte y nos quedamos fuera.

Así que escogimos una pequeña, ubicada en un chalé y que dirige una mujer con varios años de experiencia, que tiene a su madre cocinando para los niños y ha conseguido un ambiente familiar y acogedor para los peques. Por supuesto, el espacio no es el mismo, los niños juegan, comen y duermen en la misma clase y salen al jardín a jugar cuando hace buen tiempo. No tienen huerto, ni comedor, ni aulas de psicomotricidad, como vi en la pública, pero mi pequeño gran chico ha hecho amigos, ha aprendido muchas cosas y quiere a sus profes.

Los tres primeros meses lloramos mucho los dos. El año pasado me enseñaron una foto de esos primeros días y se me encogió el corazón: Chicote estaba asustado, se le veía en la carita, y me sentí fatal pensando en que le dejaba así todas las mañanas sin que entendiera el por qué. La separación nos costó mucho, y en septiembre, cuando comenzamos el curso, volvimos a los lloros matinales. Pero cuando lo recogía ya no estaba asustado, no me abrazaba entre lágrimas y yo le notaba más relajado. Iba haciendo amigos y disfrutaba de su compañía.

Así pasó el curso entero, descansamos dos meses y vuelta a empezar. Volvimos a llorar, pero duró menos. Además, este año, gracias a mi baja maternal y excedencia, ha ido muy poquitas horas y ha dormido la siesta en casita conmigo y el Peque todos los días.

Y el viernes hizo de Papá Elefante en El Libro de la Selva, cantó Do es trato de varón y bailó Yo quiero ser como tú con todos sus compañeros para acabar la tarde recitando una poesía que se aprendió de memoria. Cuando lo dejé allí, asustado y lloroso, hace poco más de dos años, no me imaginaba todo lo que iba a crecer en este tiempo.

Su próxima graduación será dentro de otros tres años. Me tengo que ir preparando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario