jueves, 2 de julio de 2015

El calor

Llevamos una semana de mucho calor. Esto suena bastante absurdo, porque es verano y lo normal es eso, que haga calor. Pero es que es más que calor de verano, es una temperatura sofocante que no baja ni siquiera por las noches, que te hace vivir enfrente del ventilador y meterte en la piscina cuatro veces al día. Incluso a mí, que me suelo bañar como mucho cuatro veces al año.

A mí el calor antes no me importaba. Soy de naturaleza friolera y si en verano hay que destaparse para dormir pues bienvenido sea. Pero yo antes no tenía a dos criaturas a mi cargo con las que compartir veinticuatro horas diarias de canícula. O de calor que te cagas, como dice mi Chicote.

Mis largos veranos eran de lecturas, de viajes y de playa. De mucho tiempo libre y de inventarme cómo gastarlo. ¿Qué me ha pasado? Pues dos niños me han pasado....

Llevo una semana intentando leer alguna página de una novela antes de la una de la mañana, viendo como se amontonan las pelusas en las esquinas de mi casa, observado los churretes pegados al espejo del baño y conjurando a los astros para que se alineen y mis hijos se echen la siesta a la vez. Menos mal que casi no pongo lavadoras, porque estamos todo el día medio en pelotas.

Me he dado cuenta de que ni siquiera ha sido una semana. Llevo así solo desde el lunes. Horror.

En estos momentos admiro a las madres de familias numerosas, a las de gemelos, a mi abuela que tuvo seis hijos, a todas aquellas que "no trabajan" más que cuidando hijos y haciendo la casa ¿Cómo sobreviven? Yo no sé si aguantaré así hasta septiembre.

Ayer leía en un artículo que ahora no encuentro (es lo que tiene pasarse media vida intentando dormir a tus hijos, al menos cuando están a punto de caer puedes ojear la prensa en el móvil) que el calor te pone de mal humor. Pues debe ser eso, porque estoy frustrada y agotada a partes iguales.

Menos mal que el termómetro nos ha dado un respiro y hoy "sólo" estamos a 31 graditos. He podido hacer la compra y a Mario Picazo pongo por testigo que mañana paso la aspiradora aunque sudemos la gota gorda. Y la semana que viene me voy al pueblo con mis padres, a dormir tapada y a no ver pelusas por los rincones. Lo mismo las hay, pero no pienso fijarme. Quizás hasta lea algo.

Accuweather me ha jurado que a mediados de julio volveremos a la normalidad. Al menos a la climatológica. La mental no sé si la estoy perdiendo para siempre.


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