domingo, 19 de julio de 2015

Los años


Los hijos te hacen mayor. No el hecho de tenerlos, no me entiendan mal, (miles de lectores que dejan sus comentarios, añado con ironía) es más bien la edad que nos separa, el pensar en cuántos años tendremos cuando ellos cumplan veinte, o treinta, o los que sean.

Mis padres no me tuvieron demasiado jóvenes, rozaban la treintena, algo normal hoy pero no tanto entonces. Aún así yo no les veía mayores, ni lo parecían. Pero si yo pensaba en su infancia, en cómo eran cuando tenían siete, diez o trece años, la cosa cambiaba. Su infancia era otra Era, un mundo sin tele, sin Barbies ni Chabeles. Sin Nocilla ni dibujos animados.

Me pregunto cómo sentirán mi infancia mis hijos. Estos días que estoy pasando con ellos y sus abuelos en el pueblo hemos sacado un montón de juguetes míos que tengo aquí guardados (en realidad no tantos, mi padre es bastante amante del orden y tiende a tirar con demasiada alegría todo aquellos que le perturba su particular karma)

Hemos jugado con Nenucos, (aunque Chicote reconoció que esos pelos que tenían no le gustaban nada y prefirió guardarlos) hemos lavado peluches, le he cantado la canción de Tristón sólo quiere un amiguito y hemos bañado a unos cuantos Pequeños Ponys. Por cierto, vayas crines se les quedan...


He encontrado muñecos de goma de La Bola de Cristal y de Willy Fog y Chicote ahora sabe cantar esa de Ochenta días son para dar la vuelta al mundo  como Mocedades. Tampoco se le da mal La de No ser ría de la Bruja Avería. 

He tenido que hacer cerca de ochenta veces los Cococrashes (también conocidos como cacahuetes a partir de ahora) porque a Peque le encanta aplastarlos y meterse las piezas en la boca. Y Curro se ha convertido en el muñeco favorito para dormir y/o morder.



Mi cuñado participó de esta pequeña recopilación vintage buscando en YouTube a Michael Jackson bailando Thriller y ahora Chicote es todo un fan del "chico de rojo que pone ojos de gato al final porque ha engañado a la chica". Me he tenido que inventar un cuento basado en el video y mi hijo practica los pasos de baile como si fuera un aspirante de Fama.

Los Ochenta han vuelto a mi vida estas semanas de verano. Espero que dentro de una década, cuando la adolescencia esté a punto de entrar en la vida de mis hijos (horror) no les dé por llamarme Joven Carroza. Mmmm, quizá estar tarde saque el Trivial....

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