viernes, 25 de septiembre de 2015

Los hermanos

Cuando me quedé embarazada de Chicote sabía que era un niño. Desde el primer momento estaba segura. No pensé en nombres de niña ni me imaginé por un instante con una bebita en brazos. No sé si fue instinto, porque tenía un cincuenta por ciento de posibilidades, pero cuando me lo confirmaron en la segunda ecografía sólo dije que ya lo sabía.  A ver si tengo el mismo ojo algún día con los números del euromillón.

Con Peque también tuve una certeza, pero esta vez me dije a mí misma que posiblemente estuviese equivocada y que este bebé sí podía ser chica. No tuve que esperar tanto, porque en la semana doce el ginecólogo lo vio claro, otro chavalote. Yo me puse muy contenta, un hermanito para mi niño!


Nosotras somos dos hermanas. Hay etapas en las que tres años son muchos, pero ahora es genial tener una amiga con la que compartiste infancia y que siempre ha estado ahí para jugar contigo, echarte un cable o pelearte algunas veces. 

Desde que nació mi chiquitín estaba deseando que los hermanitos hicieran cosas juntos. Los baño a la vez y Peque se vuelve literalmente loco cuando se mete al agua con su hermano y los juguetes. Los azulejos del baño lo lamentan, y a veces Chicote se enfada porque su hermano le salpica, pero lo pasan tan bien que merece la pena. 

Hace unas semana empezaron a jugar juntos. La mayoría de las veces el mayor juega y el pequeño intenta comerle los juguetes (comida no come, pero muerde las piezas del lego como si estuvieran rellenas de chocolate), así que suelen acabar enfadados. Otras veces Chicote inventa algún juego y es Peque el que debe seguir las normas. Complicado, porque tiene nueve meses, pero se entienden mejor de lo que cabría esperar. 

Ayer se construyeron una casita debajo de la mesa del comedor. Cuando acabé de fregar el hermano mayor intentaba coger en brazos al hermano pequeño, que se había quedado atascado debajo de una silla, esto es, en el recibidor de su pequeño hogar. Chicote quería sacarlo a su particular jardín, donde había instalado una valla para que no les picasen las avispas. Peque, a pesar de las lágrimas (su hermano intentaba sacarlo de debajo de una silla, y mi Chicote no es precisamente el colmo de la delicadeza) miraba todo entre asombrado y encantado de participar en el juego. 

Mis niños siempre van a ser hermanos, aunque cuando Chicote se enfade, amenace con que no va a ser su hermano nunca en la vida, y espero que sean también amigos. Ahora entiendo a mi madre (esta frase significa que me he hecho vieja irremediablemente), que cada vez que mi hermana y yo nos enfadábamos lo pasaba fatal hasta que hacíamos las paces.

Espero que estos dos hermanos siempre se tengan el uno al otro. 

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