viernes, 13 de noviembre de 2015

Los lloros

Yo iba a hablar de otra cosa pero como me hallo en un estado de constante indignación y vivo pendiente de la actualidad, paso a relatar lo acontecido esta mañana (lo bueno de que te despierten antes de las seis y media es que a las nueve ya tienes con qué rellenar un par de entradas)

Cuando llegábamos al colegio, un niño de unos cinco años lloraba a moco tendido sentado en el patio. Su padre, que empujaba un carrito, le recriminaba que estuviese enseñando a su hermano a llorar (será el primer bebé de la historia con el modo llanto desactivado) ¿Eso lo enseñas a tu hermano, que se llora? Regañaba el padre. Yo he suspirado, pensando si acercarme a consolar al niño, cuando una señora mayor, una abuela que venía justo detrás de nosotros, ha dicho: Deja de llorar, que los hombres no lloran. Así, a gritos. Y se habrá quedado tan ancha.

Como soy una cobarde, me he girado y he mascullado algo. Lo sé, tenía que haber contestado con la boca más grande. Haciendo amigos en el cole.

No entiendo el problema con los lloros de los niños. Los niños pequeños tienen que aprender a gestionar sus sentimientos. No es malo que lloren. Es normal. Y yo soy partidaria de no coartar sus llantos. Y, mucho menos, de decir tamaña estupidez como que los hombres no lloran. Señora, no había ningún hombre llorando. Y si lo hubiera, ¿qué tiene de malo?

Me indignan y enervan (quizás tuviera menos canas si me lo tomase todo con más calma) esos comentarios hacia niños pequeños. Si mi hijo está frustrado, cansado, si tiene sueño, si se ha caído, pues llora. Hay veces que lo entiendo y corro a darle un abrazo. Otras me pongo nerviosa, porque pienso que no hace falta dramatizar tanto porque se haya roto una torre de legos o su hermano cambie de canal metiéndose el mando en la boca. Entonces procuro ( a veces es difícil) decirle que se tranquilice, que tiene solución. Pero no le digo que no se llora.

No se pega, no se insulta, no se tira uno de cabeza del columpio ni se cruza la calle sin mirar. Pero, ¿llorar? ¿Qué problema tenemos con las lágrimas de un niño? ¿Y de un adulto? Por favor, cuando un niño llora vamos a ver qué le hace llorar. Y no a censurarlo por no saber expresarse de otra manera.

Yo lloro muchas veces. De pena, de alegría, de rabia. No de la forma espontánea de mis hijos, es lo que tiene hacerse mayor, pero seguro que en treinta años ellos también habrán aprendido a controlarse. Entonces espero que sean capaces de gestionar sus emociones, de no avergonzarse de sus sentimientos y de ser capaces de expresarlos. Y ojalá sean capaces de contestar bien alto si alguien les dice una estupidez tan grande como que los hombres no lloran.



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