sábado, 14 de noviembre de 2015

Las nochecitas

Vaya semana se nochecitas toledanas llevamos. Una racha de esas que me hace sentir pavor ante la próxima vuelta al mundo laboral y pensar en cómo haré yo para trabajar, dejar y recoger niños, poner lavadoras, corregir exámenes, bajar al parque, hacer compra e intentar comer algo sin apenas dormir. De combinar pantalones y jersey o peinarme ni hablamos.

Luego cojo aire y pienso que a lo mejor no. Que quizás en algo menos de dos meses tengamos una racha mejor. Y si no la tenemos, ya sé que es eso, una racha. Que no hay mal que cien años dure. Sobre todo, porque a este ritmo no duró yo ni cien días...

De las últimas cuatro noches Chicote se ha hecho pis en la cama tres. He mirado en internet y no es raro que un niño moje las sábanas (y el pijama, la funda del colchón, y el edredón) cuando está muy cansado, o hay cambios en su vida o algo le reconcome. Parece que los celos hacia el hermano que ya acapara demasiadas atenciones tienen muchos efectos secundarios. Esta noche no he podido evitar ponerle pañal cinco meses después de habérselo quitado. Necesitaba una noche sin poner lavadoras y secadoras de madrugada y sin hermano pequeño desvelado por tanto trajín.

Mi Peque, aquel angelical bebé que dormía plácidamente tantas horas con pequeños intervalos de succión de teta materna, ha empezado a cambiar. Se mueve, se retuerce, se agita y se queja en sueños. Yo me levanto, enciendo y apago luces, me doy paseos, lo miro, le pongo el chupete. Y no duermo. Ya sé que es normal que los niños, cuando empiezan a moverse más duerman peor porque les cuesta parar la actividad incluso dormidos. Pero saberlo no me consuela. A esto hay que sumar que sigue sin comer sólidos y, claro, tiene que mamar por las noches. Porque mi leche estará supervitaminada y mineralizada pero el retoño tiene que llenar el depósito.

Así me hallo, con unas ojeras que no me hace falta maquillaje de Halloween, una mala leche a flor de piel y unos reflejos que seguro que el psicotécnico para conducir no me lo aprobaban. O sí, que en mi renovación de carné se lo dieron a un hombre de 97 años con más temblores que mi pulso en estos instantes.

A ver si me dan un respiro estos mamelucos insomnes y esta noche descansamos. O la siguiente.

1 comentario:

  1. a este paso nos van a confundir con mapaches..jejejeje. Tranquila que como tú sabiamente dices es una racha. Volverás a dormir seguido, no sabemos cuantas horas, pero dormirás. Chicote está en plena crisis y Peque comenzará en unos meses a comer sólidos y luego tendrás morriña de esos momentos pegado a ti. Besazos a los tres...

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